sábado, 28 de diciembre de 2024





Notas para una teoría de la sociedad dominicana es un libro escrito entre 1974 y 1976 y su tema central es la psicología social del pueblo dominicano. Este trabajo sociográfico nos permite rastrear las causas de nuestras dictaduras y las dificultades de la sociedad dominicana para organizar sus servicios colectivos, su economía, sus instituciones de derecho público. El sobretítulo, Un ciclón en una botella, lo hemos tomado del apartado No.3; no sólo por razones editoriales y para eludir títulos formales y académicos, sino porque el tema es muy extenso y muy pequeño el recipiente de un libro para explicarlo; además, porque el llamado pensar complicativo va agregando los temas conexos a toda realidad y amplía el campo de su estudio. El complejísimo problema de la historia social dominicana no cabe en el estrecho espacio de la botella que podría ser un breve libro. Para esclarecer este problema se requiere de la participación de varios investigadores a lo largo de muchos años. Es por eso que nos parece tan adecuado el título del apartado No.2: Un gerundio, esto es, un conocimiento proceso de desarrollo.

El propio autor, en el apartado No.34, se define como un historiador empellones y confiesa: "He llegado preocuparme por la historia dominicana como un penado quien no tiene más remedio que entrar en esa maraña de pasiones y de enigmas, en esa masa caótica de opiniones y de documentos. Es decir que he llegado a la historia en calidad de náufrago, por no tener más camino que ese para poder "vivir mi país", Se entiende, para ejercer, deliberadamente, el oficio de vivir y saberse vivir. ¡Mi pobre país desmedrado necesita de los historiadores! Yo estoy menesteroso de ellos como de balones de oxígeno un enfermo de los pulmones". "Imagine el lector la situación emocional de un joven de 23 años en 1961, que no comprende cómo ha llegado nuestro país a la extrema humillación colectiva que fue la forma de gobierno de Trujillo. Esa es una de las componentes biográficas de todo pensar, que es, obligatoriamente, circunstancial. Desde el punto de vista de la comunicación literaria es básica esta justificación y es la aclaración de las circunstancias históricas frente a las cuales pensó, vivió, reaccionó, y que explican el carácter de su generación.

"Entonces ese joven topa con todas nuestras cojeras sociales. Y quiere salir de su confusión, de su anonadamiento. Quiere fabricarse de un sistema valoraciones. Y va, lleno de esperanzas, a las fuentes de la tradición, a reclamar las lecciones del prestigio de nuestros mayores: don Emiliano Tejera, José Ramón López, don Américo Lugo, Moscoso Puello, Peña Batlle, Juan Bosch. ¡Oh, qué pesimistas! ¡Qué visiones tan amargas! ¿Tendrán razón? ¿Será cierto que nos hemos merecido todas las tiranías que hemos tenido? ¿Será posible que no haya salida social para nuestras desgracias colectivas?"

"El pesimismo dominicano es el resultado de una historia y a la vez una fuerza histórica. No puedo ser inglés, ni alemán, ni francés; por más que admire las culturas de esos pueblos no puedo falsificarme, no puedo ser otro distinto del que soy; soy dominicano. ¡Me gustan tantas cosas dominicanas! ¡Tantas otras me lastiman y me avergüenzan! ¿Cómo puedo vivir y ser dominicano y querer seguir siéndolo si no trato de entender mi propio país. Si no intento descubrir sus intrínsecas posibilidades de perfección?"


Federico Henríquez Gratereaux





viernes, 27 de diciembre de 2024

 La Mano Del Destino 



Trujillo creyó en el destino y se dejó conducir frecuentemente por él. Su actitud no es extraña. El propio Marco Aurelio, modelo de gobernantes sagaces e ilustrados, cuando se le informó que Casius, su mejor capitán, conspiraba contra su autoridad, se limitó a decir: "Si los dioses han destinado el imperio para Casius, para él será, porque ningún príncipe ha podido matar nunca a su sucesor. Si los dioses no quieren que reine, él mismo se entregará en nuestras manos, sin que tengamos necesidad de mancharnos con una crueldad." 

Maquiavelo, el genio político que enseñó en "El Príncipe" al gobernante a esclavizar al pueblo y que en los discursos sobre Tito Livio enseñó a su vez al pueblo el arte de exterminar al tirano, es aún más explícito: "La suerte —dice— tiene una influencia extraordinaria sobre los acontecimientos humanos. Contra esa fuerza misteriosa, la rebelión resulta inútil porque todo el curso de la historia demuestra claramente que los hombres pueden secundar su destino, pero no pueden oponerse a él; pueden tejer los hilos de su vida, pero no pueden romperlos." 

La muerte de Trujillo fue una consecuencia de la desaparición en New York del profesor vasco Jesús de Galíndez. La muerte de este inmigrante español se relacionó con la tesis titulada La Era de Trujillo, presentada por él ante la Universidad de Columbia para optar por el título de Doctor en Filosofía de esa Casa de Estudios. Los medios de publicidad del mundo entero se hicieron eco del suceso y tanto el Departamento de Justicia como la Oficina Federal de Investigaciones de los Estados Unidos, la Fiscalía del Condado y la Policía de la ciudad de New York, hicieron todos los esfuerzos necesarios para aclarar el misterio. Aunque se tenía la convicción de que la desaparición de Galíndez era obra de los servicios de seguridad de Trujillo, nada ha quedado en claro después de todo el despliegue de indagaciones que se hizo para descubrir la verdad y para establecerla con medios realmente probatorios. Lo único cierto es que este drama, iniciado con la muerte de Jesús de Galíndez y cerrado con la de Trujillo, el 30 de mayo de 1961, devoró a todos cuantos tuvieron en él alguna participación directa o indirecta. 

Francisco Martínez Jara, alias El Cojo, quien participó materialmente en el secuestro de Galíndez, fue eliminado juntamente con éste. Le siguió su amante Gloria Viera, joven puertorriqueña a quien se le señaló como víctima de un accidente en la carretera entre Santiago y Puerto Plata, en agosto de 1956.  

Un amigo íntimo de Galíndez, el estudiante dominicano de leyes José M. Azevedo, quien colaboró en la publicación de la obra La Era de Trujillo, fue también otra de las víctimas.  

El que contrató los servicios de Murphy para el secuestro de Jesús de Galíndez, fue el Coronel del Ejército Salvador Cobián, quien se señaló así como el segundo testigo en importancia en el rapto y muerte del publicista vasco. Su muerte quedó decidida el 26 de octubre de 1956, fecha en que fue destituido del cargo de Jefe del Servicio de Seguridad. Había permanecido en esas funciones apenas cinco meses. Mientras ponía en orden su oficina para hacer la entrega de la misma a su sucesor, fue muerto a tiros por el teniente pensionado Andrés Avelino Tejada. EI matador era a la sazón miembro del Cuerpo de Ayudantes Militares del Presidente de la República, General Héctor B. Trujillo Molina. Con la muerte del Coronel Cobián desapareció otra de las piezas claves del secuestro de Jesús de Galíndez. La persona escogida para arrebatarle la vida, el Teniente Andrés Avelino Tejada, fue también muerto por miembros del Ejército Nacional que se hallaban presentes en la Oficina del Servicio de Seguridad en el momento del crimen. 

El primer actor de la tragedia, el piloto norteamericano Gerald Lester Murphy, a quien su amiga Miss Sally Caire llamaba cariñosamente Gerry, según la publicación aparecida en el "New York Post", del 21 de febrero de 1957, corrió una suerte parecida a la de Galíndez, desapareciendo misteriosamente el 5 de diciembre de 1956. Había sido contratado para trasladar a Galíndez, secuestrado en momentos en que bajaba a una de las estaciones del subway de New York, desde Estados Unidos hasta la República Dominicana. Era, pues, un testigo de primera categoría del secuestro del publicista vasco. Cuando estalló el escándalo, fue decretada  su muerte, y se le lanzó, según la revista "Real, edición del mes de octubre de 1957, en alta mar, en aguas infestadas de tiburones. La explicación oficial que dio entonces la Procuraduría General de la República Dominicana fue la de que había perecido en una Tiña. El columnista norteamericano Andrew St. George incluye a Murphy entre "los héroes trágicos”, y lo describe como una víctima del secuestro de Galíndez y como un individuo frustrado por un grave defecto físico, la miopía, que le impidió ingresar, como era su deseo, en la Fuerza Aérea de su país. Fue estudiante de aeronáutica en la Universidad de Oregón, y prestó servicios durante algún tiempo en una línea de taxi aérea de Florida. 



Uno de los dos participantes del secuestro de Galíndez que sobrevivieron a Trujillo, fue el General Arturo Espaillat. La revista "Real" lo describe en los siguientes términos: "Era un hombre alto, delgado, tipo desdeñoso, de bigote delgado como un lápiz y de ojos fríos como los de un reptil.” Su nombre fue, sin embargo, incluido en la lista de los que debían desaparecer como testigos del crimen. El 1 de noviembre de 1957, Trujillo dispuso intempestivamente su traslado a la ciudad de La Vega. Espaillat sabía perfectamente lo que significaba esa orden e hizo cuanto estuvo a su alcance para eludirla. Dada su estrecha amistad con el General Héctor B. Trujillo, a la sazón Presidente de la República, y el libre acceso que tenía a la casa de doña Julia Molina viuda de Trujillo, logró que la orden fuera temporalmente revocada. Pero hasta el día de la muerte de Trujillo, no estuvo seguro de su suerte y vivió durante esos últimos años temeroso de que le alcanzara el maleficio de Galíndez y de la suerte trágica que cupo a todos los que participaron directa o indirectamente en ese crimen. Pero no logró escapar totalmente a su destino. Víctima de un accidente que lo dejó prácticamente paralitico, optó por suicidarse el 26 de septiembre de 1967. Fue la última víctima de “la mano del muerto”. 

Del drama de Galíndez sólo queda, pues, un sobreviviente. Se trata, precisamente, de la persona que hizo que en la mente de Trujillo germinara la idea de la trama que culminó con la desaparición del profesor vasco, hecho alentado por las informaciones transmitidas por ese funcionario desde su residencia de New York, tanto por escrito como verbalmente, acerca del carácter libeloso del libro La Era de Trujillo, descrito en esas comunicaciones como una obra infame e injuriosa, en la cual no sólo se difamaba a Trujillo sino también a los miembros más queridos de su familia. 



Lo que deseamos destacar, ante todo, es el hecho de que el destino trágico de Galíndez arropó con la misma intensidad a Trujillo. Desde que el profesor vasco desapareció, Trujillo caminó virtualmente sobre ascuas. La primera manifestación de ese estado de espíritu, fue la costumbre que adquirió de colocar un revólver cargado sobre su escritorio y mostrarse, aun con sus íntimos, más desconfiado y receloso. La fuerza con que lo atrajo el destino de su víctima, se patentiza en el poco oído que prestó, no obstante, esa particular situación de su ánimo, a las denuncias que le fueron hechas sobre el complot urdido para ultimarlo. Consciente o inconscientemente, oyó la voz de su Hado, y se encaminó, el 30 de mayo de 1961, hacia la hora final. Antes de abordar el automóvil en que fue emboscado, en la ruta que tantas veces recorrió para dirigirse a su hacienda de San Cristóbal, había confiado a su hija Angelita que le ocurría algo extraño y que se sentía como “turulato”, expresión usual con la que el pueblo dominicano suele referirse al caso de una persona que se halla un poco fuera de sí e inexplicablemente aturdida. 

Julio César fue interceptado, mientras se dirigía al Capitolio, en donde le esperaban sus asesinos, por una mujer que le advirtió sobre la conjura, instándolo a que cambiara sus planes. El amo del mundo, sin embargo, desoyó esa voz admonitor y siguió, arrastrado por su destino, hacia el magnicidio en que algunas horas después debía caer, víctima de sus propios amigos. 

#Fuente

“La Palabra Encadena” 

Joaquín Balaguer 




jueves, 18 de abril de 2024

 Euler y la teoría de grafos


La teoría de grafos se inició gracias a un problema turístico-recreativo que resolvió Leonhard Euler. Dice la historia que en 1736 el eminente matemático se detuvo, en uno de sus viajes, en Königsberg (actual Kaliningrado). Dicha ciudad estaba dividida en cuatro partes, conectadas por siete puentes, al pasar por ella un río.




Una versión simplificada de esta disposición, numerando los puentes y designando con letras cada una de las cuatro áreas urbanas, sería la siguiente:

Respecto al problema de los puentes, Euler escribió: «El problema que, según entiendo, es muy bien conocido, se enuncia así: en la ciudad de Königsberg, en Prusia, hay una isla llamada Kneiphof, rodeada por los dos brazos del río Pregel. Hay siete puentes que cruzan los dos brazos del río. La cuestión consiste en determinar si una persona puede realizar un paseo de tal modo que cruce cada uno de los puentes una sola vez. Se me ha informado de que mientras unos negaban la posibilidad de hacerlo y otros lo dudaban, nadie sostenía que fuese posible realmente.»

La respuesta del propio Euler fue que no era posible y basó su negativa en el siguiente tipo de razonamiento: prescindiendo de la geografía peculiar de la ciudad y su entorno puede trazarse un esquema de la misma mediante cuatro puntos A,B,C,D  (que se correspondan con las cuatro partes de la ciudad), y unir con curvas arbitrarias aquellos puntos conectados en la realidad por puentes:




El problema inicial es, de hecho, equivalente al problema (basado en la figura anterior) según el cual si partiendo de uno de los cuatro puntos puede trazarse un itinerario que englobe todas las curvas una sola vez. Si ello fuese posible el número de líneas por cada punto debería ser par y, en cambio, todos los puntos tienen un número impar de líneas. Por tanto, el problema no tiene solución.

Los puentes de Königsberg fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial, pero la anécdota, atribuida a Euler, fue el principio de una teoría matemática de gran utilidad y brillantez: la teoría de grafos.
📖#Fuente


"Mapas del metro y redes neurona"
 Claudi Alsina




sábado, 13 de abril de 2024

 John Forbes Nash



Nacido el 13 de junio de 1928 en Bluefield, Virginia, Estados Unidos, John Forbes Nash destacó a muy temprana edad por su talento para las matemáticas y fue uno de los diez alumnos de su promoción que fueron premiados con una beca para estudiar en el Instituto de Tecnología de Carnegie, donde se inició en los estudios de ingeniería y de química, antes de decidirse por lo que habría de ser su verdadera vocación: las matemáticas. Su siguiente destino fue la prestigiosa Universidad de Princeton, donde se ganaría la admiración entre sus compañeros con un juego de mesa que años más tarde se comercializaría con el nombre de Hex. La afición de Nash por los juegos formaba parte de sus investigaciones matemáticas. En la década de 1950, la teoría de juegos se había convertido en uno de los campos más apasionantes de las matemáticas. Nash tuvo un papel crucial en el primer estudio experimental que se hizo del «dilema del prisionero», véase el capítulo 5, para luego centrarse en los juegos de suma cero o juegos no cooperativos, en los que los intereses de los jugadores son estrictamente opuestos. Una de sus aportaciones más importantes ha sido el concepto del llamado «equilibrio de Nash», pilar en el que se basaría una nueva teoría económica que en 1994 le valdría la concesión del premio Nobel de Economía. La noción de «equilibrio de Nash» corresponde a una situación en la que las dos partes rivales están de acuerdo con determinada situación del juego o negociación, cuya alteración ofrece desventajas a ambas partes. Es una fase del juego en la que ninguno de los jugadores, si considera que las acciones de su oponente están determinadas, deseará cambiar su propia opción.
📖#Fuente


"Von Neumann: la teoría de juegos"
Enrique Gracián Rodríguez




lunes, 8 de abril de 2024



Camilo José Cela, por ejemplo, marqués de Iria Flavia y agente del cuerpo policial de Investigación y Vigilancia del Ministerio de la Gobernación bajo el régimen del Generalísimo Franco, capaz de escribir bajo encargo del dictador general Marcos Pérez Jiménez una novela, "La catira", por la que recibió tres millones de pesetas. Mala en todo sentido, fue publicada en 1955. La propaganda oficial quería contrarrestar la fama de Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, derrocado en 1948 como presidente de Venezuela por un golpe militar que fue parte el propio Pérez Jiménez; pero no se trataba de una sola novela, sino de una serie de seis, según el plan que al fin no se consumó, para crear un lazo cultural entre el nacionalismo bolivariano de Pérez Jiménez y el hispanismo redentor de Franco; todo está muy bien contado en el libro Historia de un encargo: La catira de Camilo José Cela, escrito por Gustavo Guerrero, que le valió el Premio Anagrama de ensayo en 2008. Juan no ve a Cela de un solo lado de su extraña y compleja personalidad, el lado mercenario; también lo enfoca del lado del escritor con poder, capaz de dispensar favores o quitarlos, abrir y cerrar puertas: “siempre hubo gente ayudándole, y él mismo, se sabe, ayudó a muchos; ahí está su libro de cartas con exiliados, a los que les ofrecía el respaldo de su revista Papeles de Son Armadans; ayudó a Francisco Umbral a ganar el Premio Cervantes, y ayudó a José García Nieto a ganar el mismo premio; ayudó a gente a entrar en la Academia, y ayudó a que otra gente no entrara. (...) animado siempre a ofrecer a sus vecinos, a sus fieles, el apoyo que le permitían sus contactos y sus influencias. Y estaba dispuesto, también, a pedir la destitución de aquellos que no le rindieran la pleitesía a la que su larga historia le hacía acreedor… Don Camilo era como una poderosa industria”. 
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Juan de juanes
Sergio Ramírez



jueves, 4 de abril de 2024

 Los números perfectos


Los números perfectos son aquellos en los que la suma de sus divisores propios es exactamente igual al número. El primero es el 6, porque los divisores propios de 6 son 1, 2 y 3, que suman exactamente 6. Los números perfectos son bonitos y bastante misteriosos: de momento todos los que se conocen son pares. Y nadie sabe si es posible que haya un número perfecto impar —sería un hallazgo maravilloso—, nadie ha encontrado nunca ninguno y nadie ha demostrado que no existan. Tampoco se sabe si existen infinitos números perfectos. De momento se conocen 51 números perfectos, que es exactamente el número de primos de Mersenne. ¿Ese so casualidad? (Ya te digo yo que no.) ¿Están de alguna manera relacionadas estas dos maravillas numéricas? (Ya te digo yo que sí.) La respuesta la tienen dos de los más grandes matemáticos de la historia, Euclides y Euler. Pero primero, ¿qué es un número primo de Mersenne?

Los primos de Mersenne son números primos de la forma 2^p–1, donde p es un número primo. Por ejemplo, si p es el 5, tenemos que 2^5− 1 es 31, que efectivamente es un número primo. Lo chulo del tema es que por mucho que p sea primo, no siempre 2^p−1 lo es; por ejemplo, cuando p es 11 tenemos que 2^11− 1 es 2047, que, como todo el mundo sabe, es 23 por 89, o sea, que no es primo.



Los números de Mersenne nos ofrecen una buena forma de buscar números primos muy grandes: tomamos un número primo p que conozcamos (alguno que sea muy grande), calculamos 2^p−1 (que va a ser bastante más grande que p) y si es primo, ¡BINGO! Hemos encontrado un primo enorme.

El problema, como te puedes imaginar, es comprobar si 2^p−1 es primo o no, ya que puede implicar cálculos complicadísimos. Pero bueno, para eso están los ordenadores y las redes de ordenadores, ¿no? Existe una red mundial llamada GIMPS (Great Internet Mersenne Prime Search) que busca primos de Mersenne grandes, y en la que puedes participar con tu ordenador uniéndote a los cálculos a través de este enlace: <www.mersenne.org>. Si resulta que es tu ordenador el que encuentra el próximo primo de Mersenne, puedes llevarte unos cuantos dólares. En concreto, si hallas un primo de Mersenne de más de cien millones de dígitos, te llevas 50000 dólares.



El número primo más grande conocido hasta el momento es un número primo de Mersenne: [2^ (82 589 933)] − 1y tiene más de veinticuatro millones de dígitos, un número enorme. Hasta ahora se conocen 51 primos de Mersenne, y cada uno de ellos se corresponde con un número perfecto: si 2^p− 1 es primo (o sea, si tenemos un primo de Mersenne), entonces [2^ (p−1)] (2^p−1) es un número perfecto. Siempre.
📖#Fuente



"Apocalipsis matemático"
Eduardo Sáenz de Cabezón






domingo, 31 de marzo de 2024

 Los distractores
Técnicas Narrativas



Para ocultar la línea dramática definitoria del cuento, se utilizan recursos narrativos que llamo distractores y que son parte importante de la construcción de la tensión. Los distractores tienen la función de hacer pensar al lector que el acontecimiento que está por narrarse tiene vertientes dramáticas distintas de la oculta, la central. Su función principal es ir ocultando el verdadero asunto del cuento; no es falsedad, sino una serie de acciones que transcurren dentro de todo cuento sostenido. Juan Bosch dice al respecto: “Cuando el cuentista esconde el hecho a la atención del lector, lo va sustrayendo, frase a frase, de la visión de quien lo lee, pero lo mantiene presente en el fondo de la narración y no lo muestra sino sorpresivamente en las cinco o seis palabras finales del cuento; ha construido el cuento según la mejor tradición del género.”

Para ver cómo operan los distractores, recuerdo el cuento “Este hotel es de respeto”, de Saúl Ibargoyen Islas. El relato comienza cuando un hombre llega a un hotel en la frontera de Uruguay con Brasil; se registra y, ya instalado, pregunta si puede recibir en su cuarto a una mujer. Primer distractor: El lector puede pensar que esa mujer bella tal vez sea su amante y que por ahí va la historia, porque más adelante ella llega y pasa la noche con él. Segundo distractor: Podemos pensar que ambos van a disfrutar de unas vacaciones muy sensuales y prohibidas. Sin embargo, al día siguiente el hombre va al mercado de la población donde se entrevista con otras personas. Tercer distractor: El autor nos da a entender, por el tipo de gente que describe, que puede tratarse de un asunto de contrabando o narcotráfico, ya que el hecho acontece en la frontera. Pero poco a poco nos vamos dando cuenta de que el personaje es un luchador social que llega a organizar una huelga de brazos caídos. Descubrimos, entonces, que en un principio fuimos distraídos a) por la presencia de la mujer, b) por la indefinición de sus propósitos, c) por la manera misteriosa en que el protagonista trató a las personas en el mercado y, finalmente, d) porque uno espera el éxito de la huelga ―cuarto distractor―. Un quinto distractor es que creemos que van a apresar al hombre, pero lo que sucede es una matanza en cuyo saldo se cuenta a la mujer que pasó la noche con él; entonces sabemos que ella es otra luchadora social, que no había tales vacaciones y que lo más probable es que no fueran amantes. El cuento culmina cuando el protagonista huye, herido, pero no sabemos si salvará su vida o morirá (final ambiguo). Este cuento de Ibargoyen contiene unos cinco distractores que ocultan el hecho central, que se aclara sólo hasta el final del relato.

Mientras más distractores contenga el cuento, más eficaz y extenso será, como lo mencioné más arriba. Por lo regular, lo que llamamos cuento brevísimo ―no mayor de media página― se sustenta en un distractor único. Algún autor puede hacernos creer, por ejemplo, que su relato trata de un niño travieso que molesta mucho a su padre, cuando en realidad se trata de una mosca; otro puede distraernos haciéndonos suponer que describe a un hombre muy guapo y sensual, cuando el objeto descrito es un suculento corte de carne.

El distractor es una herramienta que debe proporcionar placer, aunque a veces no esté estrictamente vinculado con el hecho narrado. Cuando un distractor surge en un texto historiográfico es considerado accidente o error. Pero para el cuentista es diferente: el distractor es una forma de definir y orientar la acción: “no hizo esto por hacer esto otro”. Al ser una expectativa anulada, perfila, el distractor enmarca la acción que se cumple.


Del libro: "Después apareció una nave.Recetas para nuevos cuentistas"
Guillermo Samperio