Euler y la teoría de grafos
«el libro es el instrumento más asombroso porque es una extensión de la memoria y de la imaginación». Jorge Luis Borges
jueves, 18 de abril de 2024
sábado, 13 de abril de 2024
John Forbes Nash
Nacido el 13 de junio de 1928 en Bluefield, Virginia, Estados Unidos, John Forbes Nash destacó a muy temprana edad por su talento para las matemáticas y fue uno de los diez alumnos de su promoción que fueron premiados con una beca para estudiar en el Instituto de Tecnología de Carnegie, donde se inició en los estudios de ingeniería y de química, antes de decidirse por lo que habría de ser su verdadera vocación: las matemáticas. Su siguiente destino fue la prestigiosa Universidad de Princeton, donde se ganaría la admiración entre sus compañeros con un juego de mesa que años más tarde se comercializaría con el nombre de Hex. La afición de Nash por los juegos formaba parte de sus investigaciones matemáticas. En la década de 1950, la teoría de juegos se había convertido en uno de los campos más apasionantes de las matemáticas. Nash tuvo un papel crucial en el primer estudio experimental que se hizo del «dilema del prisionero», véase el capítulo 5, para luego centrarse en los juegos de suma cero o juegos no cooperativos, en los que los intereses de los jugadores son estrictamente opuestos. Una de sus aportaciones más importantes ha sido el concepto del llamado «equilibrio de Nash», pilar en el que se basaría una nueva teoría económica que en 1994 le valdría la concesión del premio Nobel de Economía. La noción de «equilibrio de Nash» corresponde a una situación en la que las dos partes rivales están de acuerdo con determinada situación del juego o negociación, cuya alteración ofrece desventajas a ambas partes. Es una fase del juego en la que ninguno de los jugadores, si considera que las acciones de su oponente están determinadas, deseará cambiar su propia opción.
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lunes, 8 de abril de 2024
jueves, 4 de abril de 2024
Los números perfectos
Los
números perfectos son aquellos en los que la suma de sus divisores propios es
exactamente igual al número. El primero es el 6, porque los divisores propios
de 6 son 1, 2 y 3, que suman exactamente 6. Los números perfectos son bonitos y
bastante misteriosos: de momento todos los que se conocen son pares. Y nadie
sabe si es posible que haya un número perfecto impar —sería un hallazgo
maravilloso—, nadie ha encontrado nunca ninguno y nadie ha demostrado que no
existan. Tampoco se sabe si existen infinitos números perfectos. De momento se
conocen 51 números perfectos, que es exactamente el número de primos de Mersenne.
¿Ese so casualidad? (Ya te digo yo que no.) ¿Están de alguna manera
relacionadas estas dos maravillas numéricas? (Ya te digo yo que sí.) La respuesta
la tienen dos de los más grandes matemáticos de la historia, Euclides y Euler.
Pero primero, ¿qué es un número primo de Mersenne?
Los
primos de Mersenne son números primos de la forma 2^p–1, donde p es un número primo.
Por ejemplo, si p es el 5, tenemos que 2^5− 1 es 31, que efectivamente es un
número primo. Lo chulo del tema es que por mucho que p sea primo, no siempre 2^p−1
lo es; por ejemplo, cuando p es 11 tenemos que 2^11− 1 es 2047, que, como todo el
mundo sabe, es 23 por 89, o sea, que no es primo.
Los
números de Mersenne nos ofrecen una buena forma de buscar números primos muy
grandes: tomamos un número primo p que conozcamos (alguno que sea muy grande),
calculamos 2^p−1 (que va a ser bastante más grande que p) y si es primo,
¡BINGO! Hemos encontrado un primo enorme.
El
problema, como te puedes imaginar, es comprobar si 2^p−1 es primo o no, ya que
puede implicar cálculos complicadísimos. Pero bueno, para eso están los ordenadores
y las redes de ordenadores, ¿no? Existe una red mundial llamada GIMPS (Great
Internet Mersenne Prime Search) que busca primos de Mersenne grandes, y en la
que puedes participar con tu ordenador uniéndote a los cálculos a través de
este enlace: <www.mersenne.org>. Si resulta que es tu ordenador el que
encuentra el próximo primo de Mersenne, puedes llevarte unos cuantos dólares.
En concreto, si hallas un primo de Mersenne de más de cien millones de dígitos,
te llevas 50000 dólares.
El
número primo más grande conocido hasta el momento es un número primo de
Mersenne: [2^ (82 589 933)] − 1y tiene más de veinticuatro millones de dígitos,
un número enorme. Hasta ahora se conocen 51 primos de Mersenne, y cada uno de
ellos se corresponde con un número perfecto: si 2^p− 1 es primo (o sea, si
tenemos un primo de Mersenne), entonces [2^ (p−1)] (2^p−1) es un número perfecto.
Siempre.
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Fabio Pérez
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